Alquilar una propiedad puede ser una gran opción tanto para los propietarios como para los inquilinos, pero también puede generar preocupaciones en cuanto al pago puntual del alquiler. Es por eso que tanto los propietarios como los inquilinos buscan garantías adicionales para proteger sus intereses. Una de estas garantías es el aval bancario, una opción que puede resultar beneficiosa para ambas partes involucradas en el contrato de alquiler.
¿Qué es un aval bancario?
Un aval bancario es un contrato que proporciona una entidad bancaria para garantizar que el inquilino pueda cumplir con la obligación de pagar el alquiler todos los meses, según los términos establecidos en el contrato de arrendamiento. A través del aval bancario, se cubren las mensualidades del alquiler, generalmente entre tres y seis mensualidades de la renta. Durante el período en que el aval esté vigente, el inquilino no podrá disponer de ese dinero, ya que se reserva para casos de impago.
Es importante tener en cuenta que el aval bancario no debe confundirse con el aval personal. Mientras que el aval bancario es proporcionado por una entidad bancaria, el aval personal implica la participación de una persona física que se compromete a pagar las cuotas del alquiler en caso de que el inquilino no pueda hacerlo. Ambos avales tienen sus propias características y responsabilidades, por lo que es fundamental comprender las diferencias antes de decidir cuál opción es la más adecuada.
¿Es legal pedir un aval bancario para un alquiler?
La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) establece que pedir un aval bancario como garantía adicional para el pago del alquiler es totalmente legal. Los propietarios tienen el derecho de solicitar distintas garantías para asegurarse de que el inquilino cumpla con sus obligaciones arrendaticias. Esto incluye la posibilidad de exigir un aval bancario si consideran que el inquilino no ofrece suficientes garantías para el pago del alquiler.
Es importante mencionar que el aval bancario no es la única garantía que se puede solicitar. Además del aval, el propietario puede exigir la fianza del alquiler, que generalmente equivale a una mensualidad de renta para alquileres de vivienda y hasta dos mensualidades para usos distintos del de vivienda. También pueden solicitarse garantías adicionales en contratos de larga duración. Estas garantías adicionales respaldan la capacidad de pago del inquilino y su cumplimiento de las obligaciones contractuales.
¿Cómo se solicita un aval bancario de alquiler?
El proceso de solicitud de un aval bancario de alquiler es relativamente sencillo. El inquilino debe expresar su deseo de solicitar un aval bancario a su entidad bancaria y acudir a un notario para formalizar la póliza de cobertura de garantía bancaria. En este documento se establecerá la cuantía avalada y los gastos asociados.
Los gastos de un aval bancario pueden variar según la entidad financiera, aunque existen tarifas máximas establecidas por el Banco de España. Por lo general, los intereses sobre el aval bancario oscilan entre el 0,5% y el 2% del importe máximo avalado. Es importante tener en cuenta que el inquilino será responsable de cubrir estos gastos.
Beneficios y consideraciones del aval bancario
El aval bancario ofrece beneficios tanto para el propietario como para el inquilino. Para el propietario, brinda una mayor seguridad en cuanto al pago puntual del alquiler y la posibilidad de hacer frente a los impagos sin que esto suponga una carga excesiva. Por otro lado, el inquilino puede utilizar el aval bancario como una forma de demostrar solvencia económica y aumentar sus posibilidades de acceder a una vivienda en alquiler.
Es importante tener en cuenta que el aval bancario no exime al inquilino de sus obligaciones contractuales. El inquilino sigue siendo responsable de pagar el alquiler puntualmente y cumplir con los términos estipulados en el contrato de arrendamiento.
¿Qué pasa si no puedo obtener un aval bancario?
Si no puedes obtener un aval bancario para respaldar el contrato de alquiler, no te desesperes. Existen otras opciones disponibles que pueden brindar garantías adicionales tanto para el propietario como para el inquilino.
Fianza del alquiler
Una de las opciones más comunes es la fianza del alquiler, que generalmente equivale a una mensualidad de renta para alquileres de vivienda y hasta dos mensualidades para usos distintos del de vivienda. Esta fianza se entrega al propietario al momento de firmar el contrato de arrendamiento y se utiliza para cubrir cualquier daño causado a la propiedad o para compensar impagos del inquilino.
Es importante tener en cuenta que la fianza del alquiler no debe confundirse con el depósito de seguridad. Mientras que la fianza se devuelve al finalizar el contrato de arrendamiento, el depósito de seguridad se utiliza como garantía para cubrir cualquier daño o impago durante la vigencia del contrato.
Seguro de impago de alquiler
Otra opción a considerar es contratar un seguro de impago de alquiler. Este tipo de seguro proporciona una garantía financiera en caso de que el inquilino no pueda hacer frente al pago del alquiler. Los seguros de impago de alquiler suelen cubrir tanto los impagos como los gastos legales asociados a la recuperación de la propiedad en caso de incumplimiento del contrato.
Existen diferentes tipos de seguros de impago de alquiler, por lo que es importante comparar las diferentes opciones disponibles y elegir la que mejor se adapte a tus necesidades. Al contratar un seguro de impago, asegúrate de leer detenidamente los términos y condiciones para comprender qué situaciones están cubiertas y qué requisitos debes cumplir.
Garantías adicionales
Además de las opciones mencionadas, es posible que el propietario pueda solicitar otras garantías adicionales para proteger sus intereses. Estas garantías pueden variar según la ubicación y las leyes locales, pero algunas opciones comunes incluyen avales personales, garantías bancarias o ingresos mínimos mensuales.
Es importante tener en cuenta que las garantías adicionales deben ser proporcionales y razonables. No se puede exigir una garantía excesiva que dificulte el acceso a la vivienda a los inquilinos. Si tienes dudas sobre las garantías solicitadas, es recomendable consultar con un profesional del sector inmobiliario o con un abogado especializado en arrendamientos para obtener asesoramiento personalizado.
Conclusión
En resumen, si no puedes obtener un aval bancario para respaldar el contrato de alquiler, existen otras opciones disponibles que pueden brindar garantías adicionales tanto para el propietario como para el inquilino. La fianza del alquiler, el seguro de impago de alquiler y las garantías adicionales son algunas alternativas a considerar. Es importante evaluar cada opción en función de tus necesidades y requerimientos, y contar con un asesoramiento profesional para garantizar que tus derechos y responsabilidades estén protegidos.
Resumen